Boda en la finca El Campillo

Como fotógrafo de bodas, los días de boda siempre son emocionantes para mí. Son días de mucho estrés, en los que tienes que estar pendiente de todos los pequeños detalles para no perderte ninguno y reflejar en imágenes todas las emociones que se viven ese día. Por otro lado, también son días muy emotivos y gratificantes para mí, porque me permiten vivir desde un punto de vista muy cercano, los nervios de los preparativos, la ilusión del enlace y la felicidad de celebrarlo con la familia.

En este caso, tuve la suerte de poder vivir todas estas emociones en la boda de Fernando y Paola; una pareja joven, encantadora y con mucha ilusión por hacer realidad el sueño de casarse.

El día comenzó en casa de Fernando, que lejos de estar nervioso por lo que acontecería después, estaba muy sereno, aunque como se suele decir muchas veces, la procesión va por dentro y quizá fue su caso. Después de guardar en mi retina y en el sensor de mi cámara todos sus preparativos junto a su madre y a su familia, nos desplazamos a la Iglesia de Santa Bárbara de Madrid, donde ya estaban esperando un gran número de familiares, emocionados e impacientes por ver llegar a los novios. La novia no se hizo de rogar y llegó puntual a una de las citas más importantes de su vida. Cuando entró a la iglesia, estaba radiante de felicidad y sólo con ver la cara de Fernando, se podían percibir todas las emociones y la felicidad que estaba sintiendo en ese momento; fue un momento muy emotivo.

Tras la ceremonia, nos trasladamos a la fabulosa Finca El Campillo, situada en El Escorial en plena sierra madrileña. Un lugar de ensueño y lleno de encanto, en cuyos jardines hicimos el reportaje de pareja. Este momento de la boda me encanta, porque los novios están pletóricos de felicidad y ya no están tan nerviosos como al principio del día.

Durante el cocktail, aprovechamos para realizar las fotos de grupo, y así los novios pudieron disfrutar de su familia y amigos. Por último, después de una cena estupenda, entregaron un ramo de flores a cada madre y una botella de vino al padre de Paola. Sinceramente, un momento muy, muy emotivo en el que no vale describirlo con palabras.

El baile, como es costumbre, lo abrieron Fernando y Paola, después entraron los padres y por último empezó la fiesta y con ella los nervios terminaron de esfumarse.

En definitiva, una boda llena de emociones, ganas y felicidad.

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  • Alberto Desna - Fantástico reportaje Miguel!! Me ha encantado tu visión de esta boda, muy buenos momentos captados. Enhorabuena!! Un abrazoRespuestaCancelar

    • miguelcanavate.com - Gracias Alberto por pasar y comentar!!. La verdad es que hubo muy bonitos momentos.
      Un abrazo!.RespuestaCancelar

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